este no será mi lecho de muerte
no yaceré enterrada bajo las flores
no se fundirán mis huesos con el polvo
ni se volverá mi sangre en savia.
mis rodillas no será nódulos de un árbol
ni mis ojos pétalos de rosa
no seré jardín ni seré estiércol
no, no seré pasto de cementerio
viviré
lucharé
tragaré fango y morderé piedra
me dejaré las uñas y los dientes en el barro
lloraré lágrimas que desgarren planetas
profiriendo gritos que rompan infiernos
y saldré
y si no me queda piel me haré una nueva
y si no me queda risa
bordaré una carcajada
y me la engancharé
a la boca
hasta que me salga sola.
y viviré
y viviré
en pecado concebida
y viviré.
golondrinas y cuervos
martes, 20 de junio de 2017
martes, 6 de diciembre de 2016
el cantar de las locas
hay flores dentro de mí
cuyo perfume huele a ti
no son bonitas
de ninguna de las maneras
soy del color de una rana venenosa
pero tus ojos hablan de radiactividad
y por tanto confío
en que no huirás del hervir de mi piel
en mi cabeza hay una sirena muerta
y canta una canción que habla del amor
pero su voz atrae tanto a piratas como a marineros
a la dulce, dulce muerte
la primera vez que me miraste
y no intentaste devolverla a la vida
sino que acariciaste su cola de pez podrida y dijiste,
‘querida, yo lo comprendo’
algo funcionó por una vez
hay tormentas dentro de mí
cuya lluvia huele a ti
esto no es poético
de ninguna de las maneras
a veces lloro durante días hasta que mis ojos se asemejan a lagos
no me lavo el pelo, no puedo parar de arrancarme pieles de la cara
tengo las manos sucias
tengo miedo de que saborees el barro cuando me beses
pero tú te relames los labios
limpias la sangre de mis muñecas
y dices
'nena, bésame otra vez'
esta historia no es para que la entiendan ellos
no es un cuento de hadas apropiado para sus hijos
ni un amor que coronarán su rey
ni siquiera su reina
esta historia huye de sus manos de cazador
sabe cómo hacer compañía de la soledad
dado que nuestros propios hermanos
nos dieron la espalda
este es el himno de las rotas-
una serenata para las nauseabundas
esta es una égloga para las enfermas
una balada para las improductivas
mis manos tiemblan demasiado para los anillos de compromiso
a mi piel sangrante ya no le queda bien el blanco
pero tú me quieres sin un hogar, tú me quieres sin una ceremonia,
tú me quieres ahí fuera en el bosque de mi propia mente
y yo te quiero también
domingo, 4 de septiembre de 2016
me gustan las chicas
me
gustan las chicas
redondas
como naranjas
afiladas
como agujas
me
gustan los bailes de lenguas
me
gustan los valses de manos
me
gustan las faldas cortitas
y los
vaqueros gastados
me
gustan sus pecas
aún más
sus lunares
de
tanto gustarme
hasta
sus verrugas
me
gustan, ¿sabes?
me
gusta besar sus orejas
me
gusta perderme en su pelo
me
gusta navegar sus caderas
me
gusta contar sus dedos
me
gustan las chicas
con
suéteres grandes
me
gustan las chicas
con
bragas pequeñas
me
gustan las chicas
las
horas que pasan
mesando
sus frentes
lamiendo
sus párpados
me
gustan las chicas
sus
vulvas violetas
sus
pollas de trigo
sus
ojos cerrados
sus
labios, tan gruesos
sus
labios, tan finos
domingo, 8 de mayo de 2016
tengo cinco lágrimas y un cárdigan
tengo
cinco lágrimas y un cárdigan
por
cada hora que no te escucho
así que
imagínate
cuánto
hace
que se
me acabaron
los
pañuelos
imagínate
el frío
que hace aquí dentro
lleve
lo que lleve puesto
tengo
una radio estropeada en la garganta
desde
que no me coges el teléfono
y me
vibran las muñecas
de
sintonías desafinadas
desde
que mi mano se quedó
huérfana
de tus dedos
se me
han retorcido las vértebras
desde
que no me las tocas
y ahora
llevo por columna
una
escalera de caracol
que
nadie quiere subir
por miedo
al súbito vértigo
se me
han hundido las flotas
no me
despegan los aviones
de la
explanada del pecho
y van a
tener que construir un aeropuerto
en el
ventrículo izquierdo
de lo
que hicimos hogar
mañana
habrá solo viajeros
jueves, 18 de febrero de 2016
"Lo personal es político"
Nos robasteis los cuerpos e hicisteis de ellos vuestras
compañeras de cama, frías e inertes, a las que arrancasteis gemidos de dolor en
nombre de un placer que nunca fue más que vuestro.
Nos robasteis nuestro espacio vital y os hinchasteis, os
inflasteis, hombres gigantescos, descomunales, invadiendo el último metro
cuadrado que nos quedó. Haciéndonos a un lado para guardarle un sitio a vuestro
ego creciente. Nos volvisteis menguantes como la Luna, os designasteis el astro
rey de este sistema solar y no nos dejasteis ni las estrellas para ver algo en
medio de esta oscuridad de vuestras manos tapando nuestros ojos, nuestras
bocas, nuestras caras enteras en busca de un silencio que no delatara vuestro
delito.
Nos robasteis las palabras y construisteis síes a partir de
incomodidades calladas, extremidades inmóviles y vaginas secas que penetrasteis
con la fuerza de vuestra imperturbabilidad ante nuestras lágrimas invisibles.
Hicisteis del no la palabra tabú, convertisteis el para en el verbo
impronunciable, nos prohibisteis hablar demasiado alto no fuera a ser que
oyerais nuestros gritos.
Nos robasteis los corazones, y ojalá poder decir que los
devorasteis, sangre goteando de vuestras mandíbulas, pedacitos de músculo
palpitante entre los dientes, y que no dejasteis ni un resto en el plato; pero
no, ni ese último favor nos concedisteis, tuvisteis que prenderles fuego
lentamente, fundiendo lo que quedaba de nuestro orgullo, crepitando entre las
llamas nuestra fuerza de voluntad, nuestras venas chispeantes agonizando sin
cesar. Alzasteis nuestros corazones en el aire como antorchas de dolor y desesperación,
nuestros pechos rebosando las cenizas, y los usasteis de ejemplo para las
generaciones venideras, esto es lo que haremos con vosotras si os negáis a ser
algo más que un cero a la izquierda.
Y nos engañasteis, y nosotras caímos como las bobas que nos
habéis condenado a ser, creyendo que votando podíamos decidir algo en un mundo
que ahora nos permitía elegir a nuestro verdugo. Creyendo que la Universidad
nos salvaría, que la ley nos salvaría, creyendo que echar una manta sobre el
fuego lo apagaría en vez de esconderlo de vuestra vista nomás.
Pero entonces llegó Kate proclamando que lo personal era
político y nos dimos cuenta de que no bastaba con tomar los colegios y los
juzgados, de que urgía recuperar nuestras casas, nuestras camas y en última instancia
nuestros estómagos y nuestros corazones. Volvimos a comer hasta saciarnos y nos
limpiamos los restos de maquillaje, y nos fuimos con la cara lavada a luchar
por poder hablar alto de nuevo, a hacer de las trincheras de nuestros cuerpos
hogares provisionales, a decirles a las niñas que no se molestaran en haceros
caso, que ibais a violarlas igual, que callando solo conseguirían que quedarais
impunes. A decirles a las niñas que era lícito responder ante vuestros ataques,
que pelearan con uñas y dientes por conservar sus traseros libres de vuestras
manos sudorosas, sus coños vacíos de vuestras pollas invasoras. A decirles a
las niñas que eran suyas y sólo suyas, que sólo tenía derecho a tocarlas quien
antes de hacerlo preguntara, y si la respuesta era NO aprenderían a decirlo
bien alto.
Y cuando sus bocas no basten, las navajas lo dirán por ellas
y os vais a quedar sin lengua con que transmitir a vuestros hijos vuestro
monstruoso legado.
Y si nadie nos da la paz, pues ganaremos la guerra, porque
aquí ninguna, pero que ninguna, está dispuesta a perder sin luchar.
jueves, 11 de febrero de 2016
la primera vez que salí del armario sin llorar
la primera vez
que salí del armario sin llorar
el cielo se
volvió de colores
y eso que no
atardecía
por ninguna
parte.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
y ella me escuchó
su mirada fue
como encontrar tu casa
en un país
desconocido
con la cama hecha
y una flor en la
ventana.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
resucitaron los
muertos
del cementerio de
mi pecho,
se me cerraron
cien heridas
y me quedó una
cicatriz.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
fue como
reconquistar un territorio
que me habían
robado los colonos
de la tierra
salvaje de mi pecho.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
ella prendió una
llama de orgullo
y la he mantenido
viva desde entonces;
es tan sencillo
como
ocuparme de que
mis propias lágrimas
no la apaguen
jamás.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
fue un susurro;
la segunda una
palabra
en voz alta, bien
clarita,
y diría que la
tercera
lo dije gritando
pero no me hizo
falta
porque ya lo
hacían por nosotras
nuestras manos entrelazadas.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
reescribí la
sinopsis de mi auto-biografía
cambié la
tragedia por sonrisas
convertí a la
víctima en superviviente.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
se me tatuaron
las palabras
en la antesala
del corazón
y no me quedaron
excusas
para negar lo que
soy.
la primera vez
que salí del armario sin llorar
no sabía que era
el preludio
de la primera vez
que saldría
del armario riendo.
la primera vez
que salí del armario riendo
gané la batalla.
cuando ya no haya
armario,
cuando
compartamos todas
una sala común
podré decir
que,
por fin,
hemos ganado
la guerra.
domingo, 31 de enero de 2016
Que se emborronen las palabras que a ti y a mí nos basta con gemir
Quiero aflorar
albuferas entre tus piernas, ahogarme en los ríos que nos aneguen los muslos.
Quiero navegar tu espalda agarrada al mástil de tu cuello y perder mis dedos en
tus recovecos.
Bailarte algún
ritmo sucio contra la encimera del lavabo, desencadenar un terremoto en tus
caderas y soplarte un huracán en el cabello. Aferrarme a tus omóplatos hasta
quedarme sin uñas y entonces, pasar a los dientes. Tender mi lengua en el hueco
de tu clavícula y llegar tan a fondo que le saque brillo hasta a tus huesos.
Escribirte una
herejía entre los pechos y pedir misericordia entre tus brazos. Tatuarte la
geografía de mi boca en la esquina de la ingle y dejarme caer por tu
pantorrilla izquierda. Aterrizar en el comienzo de un tobillo y escalarte toda
entera desde allí.
Follarme la curva
de tu cintura hasta derrapar en la explanada de tu tripa. Enroscarme en el
huequito de tu ombligo y descoserte la línea del vello a dentelladas en seco.
Tensarte hasta
arquearte y empuñarte mientras toco cada cuerda que hay en ti. Dislocarme las
falanges y quebrarme las rodillas en la patria de tu piel. Darle cuerda a mi
muñeca contra el carrusel de tu figura, marearme dando vueltas a la
circunferencia de tus caderas.
Descolgarme de tu
nuca y practicar acrobacia en tu trapecio. Deslizar mi pierna entre tus muslos
y evitar la colisión de las rodillas, provocar temblores en tus pantorrillas. Lamer
cada uno de tus milímetros hasta quedarme con la boca seca e ir a refrescarme
al humedal que nos rodea.
Quiero que no nos
haga falta hablar para entendernos, que tus jadeos combinen con mis jadeos. Inventar
un alfabeto nuevo en Braille para mi clítoris y tus dedos, robarte la voz y que
vengas a buscarla. Que te quedes con la mía, ya de paso, que puedo estar sin
ella por un rato si tú escuchas lo que te dicen mis manos.
Desayunarme el
lóbulo de tu oreja para luego merendarte entera.
Ser más bruta que
los niños en el parque, llenarte la garganta de rasguños.
Componerte cien
sonetos y empaparlos salivando cada vez que pienso en ti.
Que se emborronen
las palabras que a ti y a mí nos basta con gemir.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)